julio 08, 2010

El mal de la muerte

"Debiera no conocerla, haberla encontrado en todas partes a la vez, en un hotel, en una calle, en un bar, en un libro, en una película, en usted mismo, en usted, en ti, al capricho de tu sexo enhiesto en la noche que grita por un cobijo, por un lugar en el que desprenderse de los llantos que lo colman.

Pudiera haberla pagado.
Hubiera dicho: Tendría que venir cada noche durante muchos días.
Ella le hubiera mirado largamente, y después le hubiera dicho que en ese caso era caro.
Y después ella pregunta: ¿Qué es lo que quiere?
Usted dice que quiere probar, intentarlo, intentar conocer eso, acostumbrarse a eso, a ese cuerpo, a esos pechos, a ese perfume, a la belleza, a ese peligro de alumbramiento de niños que representa ese cuerpo, a esa forma imberbe sin accidentes musculares ni de fuerza, a ese rostro, a esa piel desnuda, a esa coincidencia entre esa piel y la vida que encubre.
Usted dice que quiere probar, probar muchos días quizás.
Quizás muchas semanas.
Quizás hasta toda la vida.
Ella pregunta: ¿Probar el qué?
Usted dice: Amar".



Marguerite Duras. "El mal de la muerte" (fragmento).