noviembre 25, 2009

Pasa la vida


Busca las palabras justas para ensayarlas, memorizarlas, aprehenderlas y poder así manipular la plastilina de los sentimientos a piacere.
Una sola regla, la que nunca se olvida, la que no se pierde en laberintos encumbrados, la palabra que no se dice, la que no se toca, esa que no es apta para desmemoriados rebeldes, cobardes sensatos. ¡Ay, las palabras!
El miedo que todo lo puede.
Va desatando los nudos uno por uno y arma mil. No avanza. Quiere volar, pero ya no tiene alas.
Mira el cielo desde abajo con sus pléyades de estrellas que invitan a soñar, ese que ayer fue nuestro. Ese que hoy nos desconoce. Quiere soñar, pero ya no tiene sueños.
Arriesgarse no es poca cosa, son los nuevos carteles en la ruta, es el sabor de los besos nunca dados.
Y en el ir y venir de los días, las sombras se comen el tiempo y así, pasa la vida.